La cosa es que el último deseo del pobre helado antes de ser devorado por el chico es... bailar un reggaetón - ton, ton-ton, ton, ton-ton...
Parece que a los más chiquitos este comercial les encanta. Y claro: un helado que habla, música contagiosa, éxito asegurado entre los pequeños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario